Los dedos
de Mark Knopfler se movían magistralmente a lo largo de las seis cuerdas y “Sultans
Of Swing” comenzaba a sonar cuando ella entro en el bar, bajo las escaleras de
la entrada y avanzó paralelamente a la barra y se sentó sola casi al fondo de
la misma. Pidió una copa y empezó su particular juego.
Él ya
estaba allí, como toda la semana, casi en la entrada frente a la diana de
dardos. Ella le había ignorado a propósito pero ahora que él la miraba no pudo
dejar de corresponder dicha mirada mientras le dedicaba una sonrisa cómplice
cargada de intención.
-¿Puedo
invitarte una copa? Le pregunto él
- No, yo te
invito.
- De
acuerdo- le contesto con una sonrisa que no conseguía ocultar su sorpresa por
lo bien que parecía ir la noche.
- ¡Dos
Cardhu Cask Reserve!- pidió al camarero, un tipo simpático de ojos clarísimos-
ven, vamos a una mesa.
El bar, una
taberna irlandesa en realidad, tenia mesas en paralelo a la barra y en una
especie de sala cuadrada al final del bar que quedaba oculta a la vista desde
casi todo el resto del local. Eligio una de estas últimas, la mas escondida,
situada en una de las esquinas. Dejo que él se sentara al fondo y ella quedo de
espaldas al resto del bar.
Ahora eran
los acordes de Don´t Cry de Gun´s & Roses los que sonaban creando el
ambiente perfecto.
- No suelo
beber whisky solo.
- Por eso
he invitado yo, te va a gustar.
-
Normalmente no suelo dejar que sean las chicas las que me inviten a mí.
- ¡Dos
excepciones en el mismo día! Quizás deba hacer yo alguna también, aunque solo
sea por compensar.
-¿Sí? ¿Por
ejemplo?
- Ya lo
veras… ¿Brindamos?... ¡Por las excepciones!
Dio un
largo trago a la copa sintiendo la quemazón recorrer su garganta. Vio como su
interlocutor casi acababa la suya y pensó que no dejaba de ser un desperdicio
de whisky, pero, por otro lado, era preferible así.
Siguieron
hablando mientras Slash, Axel y su banda dejaban paso a Queen y su inolvidable
¨Too Much Love Will Kill You”, una de sus grandes baladas, cuando ella vio en
los ojos de él lo que llevaba esperando desde que empezaron a beber.
Entonces
ella dejo de sonreír y su mirada se endureció a la vez que tomaba un cariz de
frialdad mientras ponía en la mesa un pequeño cilindro, un recipiente vacio similar a
los que se usan para la muestras de sangre solo que de menor tamaño.
-“Tretrodotoxina-
dijo- ya sabes, la del pez globo. En realidad no así exactamente pero bueno.
No, este es un veneno diseñado especialmente para la ocasión. Un químico que
conozco me los diseña, una neurotoxina paralizante concentrada. Por eso te
sientes así, por eso no puedes hablar ni moverte. Por eso te quedan apenas unos
minutos de vida”.
“¿Rohypnol
es lo que tú usabas, no? Me lo dijo Mónica Sáez ¿la recuerdas? Tú la drogaste y
violaste. Ella es quien me ha contratado, de hecho me pidió que te lo dijera. Normalmente
nunca se quien me contrata ni por qué pero cuando ella lo hizo insistió. Mucho.
Y ahora, viendo el miedo en tus ojos me alegro de que lo hiciera”.
Mientras hablaba
se puso unos guantes de goma que llevaba en el bolso de donde saco también un frasco
con difusor lleno de agua con lejía y empezó a aplicarlo a sendos vaso para
borrar todo rastro de ADN. Después con un pañuelo limpio las huellas y dejo los
vasos encima de la mesa. Al estar situada de espaldas al resto de los clientes
y el camarero nadie se percato de la operación.
- ¡Starway
To Heaven! No deja de ser irónico que sea esta la última canción que te
escuches en tu vida. ¿Sabes una cosa? Mónica se habría ido a la cama contigo si
se lo hubieras pedido, si hubieras tenido el valor de hablar con ella. Ahora
sacare el teléfono fingiendo que salgo a atender una llamada y me iré, así
nadie se extrañara al menos durante unos minutos y ya me habré ido. Y tú estarás
muerto, muerto por cobarde.
Tal como
dijo se llevo el teléfono a la oreja fingiendo responder una llamada y mientras
se levantaba de la mesa se dirigió por última vez a su victima.
- Piensa en
ello, pero hazlo rápido. Te quedan tres minutos de vida.
Para ti.
Por la inspiración. Por la sugerencia.
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